Todo dolor, por soportable que pueda parecer, siempre duele. No quiso mirarle a los ojos, porque seguramente no iba a encontrar el consuelo que necesitaba. Se sentó y se aletargó, esperando a los "paliativos". Mientras se hacía a la idea de que el final estaba cerca, un sopor dulce se apoderó de ella. Por su mente comenzaron a aparecer imágenes de tubos oxidados perforados que conseguían que las gotas de agua cayesen siempre en el mismo punto en el que cayó la primera, junto a una pared inmaculada. Después silencio o cansancio. Seguían sin llegar los del "dolor".
Volvió a abrir los ojos y le costaba respirar. No aparecía nadie, así que decidió volver a acurrucarse y dejarse llevar. Le dolía. Ojalá hubiera tenido fuerzas para romper el duro plástico que les separaba para poder tener, por lo menos, ese abrazo de consuelo antes de despedirse. Se sumió en una dulce y plácida duermevela.
2 comentarios:
Inquietante pero "relindo" se lo "marcó" la "pava". La verdad ha merecido la pena la espera. Estilo fluido, concreto, expresivo... bien, muy bien; sobre todo el último.
Vuelvo a releer este texto a falta de más "epístolas", a las que reconozco que me volví un poco adicto. Lástima que otro tipo de "redes" en aras de la intercomunicación (a veces escesivamente vanal o vacía) nos priven de tus escritos. Siento que la lectura de estos párrafos sean premonitorias del fín de tus escritos. Quizá la musa huidiza, quizás la vida o simplemente la "muerte"; la "muerte" de las palabras, o el trascurrir de la vida; hayan inducido a un "coma" a esa sensibilidad,protesta, inconformismo o simple réplica que llevaban tus letras. Por el bien de la gente que nos mueven otro tipo de sentimientos esperamos la recuperación de este "enfermo"...
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