El miedo es algo casi imposible contra lo que luchar. Se trata del paso siguiente a la incertidumbre descontrolada.
Con la incertidumbre siempre hay dudas. Van ligadas, como siamesas. Siempre cabe una posibilidad positiva y otra fatal. Siempre hay un hilo de esperanza, pero también está la parte derrotista.
Puestos en una balanza los conceptos que rodean a la incertidumbre, suelen vencer: la fatalidad, la desesperanza y sobre todo la tristeza.
Con el miedo es diferente. Es simplemente agónico.
La resignación aparece tras el miedo, cuando ya se ha quedado asentado dentro. Cuando su agonía ha sido asumida. Es el paso final de las dudas y miedos. Es la certeza del fin de la espera.
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